jueves, 23 de junio de 2016

Organización y planificación del estudio

Disponer de la planificación de nuestro trabajo es el primer paso a realizar. Las razones que justifican la existencia de un horario son:
  • Alivia psicológicamente.
  • Evita malgastar el tiempo y estudiar más de lo necesario.
  • Permite la concentración.
  • Ayuda a crear el hábito del estudio.
  • Permite estudiar lo justo en el tiempo justo.
Para realizar nuestro horario personal debemos tener en cuenta los siguientes elementos:
  • Debe ser estructurado semanalmente.
  • Hay que tener en cuenta los tiempos de todas nuestras actividades.
  • Hay que hacer una escala de autovaloración de las asignaturas según el agrado y el grado de dificultad que representan para nosotros.
  • Hay que distribuirse lo más concretamente posible tanto las asignaturas como las tareas.
  • Las asignaturas que son parecidas nunca deben estudiarse seguidas.
  • Dejar cada día un rato para el ocio.
  • Hacer ejercicio físico habitualmente.
  • Ser realista y ajustarse a nuestro ritmo de vida.
  • Su carácter es provisional.
  • Una vez determinado, hay que cumplirlo.
  • Debemos tenerlo siempre a mano.
Existen dos causas principales que hacen fracasar el horario:
  1. La distracción, que puede ser interna (pensamientos) o externa (ruidos, familia, amigos,...)
  2. El hecho de no valorar como importante el horario, lo que conduce a su incumplimiento.
Las estrategias que podemos llevar a cabo para facilitar el cumplimiento horario son:
  • Efectuar períodos más breves de estudio, pero manteniendo el nivel de horas establecido.
  • Tener las metas y los propósitos concretizados al máximo.
  • Intercalar más descansos.
  • Adecuar mejor el lugar de estudio.
  • Realizar ejercicios de concentración.
  • Estudiar en las mejores horas para cada uno.
  • Controlar el pensamiento.
  • Hacer comprender a la familia y a los amigos la importancia de estudiar, para que respeten dicha actividad.
  • Conseguir "hacer nuestro" el lugar donde trabajamos.
  • Acudir asiduamente a una biblioteca.
Estudiar de forma adecuada fatiga y existen unas técnicas que ayudan al descanso del trabajo intelectual y al mismo tiempo favorecen la concentración. Hay dos momentos en los que conviene reposar del trabajo:

  1. Cuando paramos el trabajo y hacemos los descansos correspondientes, hay tres niveles progresivos: cambio de trabajo intelectual, cambio mental completo y cambio de ocupación total. Asimismo existen una serie de ejercicios de relajación que pueden practicarse: Relajación física de los sentidos (por ejemplo, 20" mirando a alguna cosa a una distancia de dos o más metros. Con tranquilidad, pasivamente, con el pensamiento centrado en lo que se mira como si fuera visto por primera vez). Relajación de los músculos de la cabeza (por ejemplo, mover los músculos de la frente varias veces hasta cansarlos, dejarlos ir y sentirlos relajarse). Cambios de postura física para movilizar los músculos inactivos durante el estudio y ejercicios respiratorios.
  2. Cuando nos sentimos cansados para el trabajo intelectual: Si piensas que estás fatigado te cansarás más, por lo tanto hay que distraerse del cansancio, hay que observar si hay tensiones internas que nos restan energía, hay que observar si estamos aplicando bien las técnicas de lectura y relajar la vista. Si aún así no podemos seguir trabajando, hay que posponerlo 15 o 20 minutos, durante los cuales realizaremos actividades completamente distintas de estudiar.

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