Disponer de la planificación de nuestro trabajo es el primer
paso a realizar. Las razones que justifican la existencia de un horario son:
- Alivia
psicológicamente.
- Evita
malgastar el tiempo y estudiar más de lo necesario.
- Permite
la concentración.
- Ayuda
a crear el hábito del estudio.
- Permite
estudiar lo justo en el tiempo justo.
Para realizar nuestro horario personal debemos tener en
cuenta los siguientes elementos:
- Debe
ser estructurado semanalmente.
- Hay
que tener en cuenta los tiempos de todas nuestras actividades.
- Hay
que hacer una escala de autovaloración de las asignaturas según el agrado
y el grado de dificultad que representan para nosotros.
- Hay
que distribuirse lo más concretamente posible tanto las asignaturas como
las tareas.
- Las
asignaturas que son parecidas nunca deben estudiarse seguidas.
- Dejar
cada día un rato para el ocio.
- Hacer
ejercicio físico habitualmente.
- Ser
realista y ajustarse a nuestro ritmo de vida.
- Su
carácter es provisional.
- Una
vez determinado, hay que cumplirlo.
- Debemos
tenerlo siempre a mano.
Existen dos causas principales que hacen fracasar el
horario:
- La
distracción, que puede ser interna (pensamientos) o externa (ruidos,
familia, amigos,...)
- El
hecho de no valorar como importante el horario, lo que conduce a su
incumplimiento.
Las estrategias que podemos llevar a cabo para facilitar el
cumplimiento horario son:
- Efectuar
períodos más breves de estudio, pero manteniendo el nivel de horas
establecido.
- Tener
las metas y los propósitos concretizados al máximo.
- Intercalar
más descansos.
- Adecuar
mejor el lugar de estudio.
- Realizar
ejercicios de concentración.
- Estudiar
en las mejores horas para cada uno.
- Controlar
el pensamiento.
- Hacer
comprender a la familia y a los amigos la importancia de estudiar, para
que respeten dicha actividad.
- Conseguir
"hacer nuestro" el lugar donde trabajamos.
- Acudir
asiduamente a una biblioteca.
Estudiar de forma adecuada fatiga y existen unas técnicas
que ayudan al descanso del trabajo intelectual y al mismo tiempo favorecen la
concentración. Hay dos momentos en los que conviene reposar del trabajo:
- Cuando
paramos el trabajo y hacemos los descansos correspondientes, hay tres
niveles progresivos: cambio de trabajo intelectual, cambio mental completo
y cambio de ocupación total. Asimismo existen una serie de ejercicios de
relajación que pueden practicarse: Relajación física de los
sentidos (por ejemplo, 20" mirando a alguna cosa a una
distancia de dos o más metros. Con tranquilidad, pasivamente, con el
pensamiento centrado en lo que se mira como si fuera visto por primera
vez). Relajación de los músculos de la cabeza (por
ejemplo, mover los músculos de la frente varias veces hasta cansarlos,
dejarlos ir y sentirlos relajarse). Cambios de postura física para
movilizar los músculos inactivos durante el estudio y ejercicios
respiratorios.
- Cuando
nos sentimos cansados para el trabajo intelectual: Si piensas que estás
fatigado te cansarás más, por lo tanto hay que distraerse del
cansancio, hay que observar si hay tensiones internas que
nos restan energía, hay que observar si estamos aplicando bien las
técnicas de lectura y relajar la vista. Si aún así no podemos
seguir trabajando, hay que posponerlo 15 o 20 minutos, durante los cuales
realizaremos actividades completamente distintas de estudiar.
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